Día 19º: 5 Sept: Londres.

Nos levantamos bien temprano, porque queríamos aprovechar bien nuestro último día de viaje. Teníamos la posibilidad de desayunar el mismo Acacia Hostel, en el que estábamos alojados. Pero dado el «nivelito» del alojamiento, ni nos planteamos la idea de desayunar allí.

Mejor aún, muy cerca del Hostel, encontramos una cafetería adorable, donde servían unos magníficos desayunos ecológicos. Allí si que disfrutamos de un magnifico English Breakfast.

Tras el desayuno nos ponemos en marcha. Queríamos ver uno de los más importantes mercados de Londres. Se trata del Borough Market,  Este mercado se encuentra en la ribera sur del Tamesis, en Southwark, junto al London Bridge y la torre The Shard. Es un mercado mayorista y minorista.

Ya había un mercado en este lugar en el siglo XII. Los edificios actuales son de 1850, diseñados en estilo Art Decó. El mercado minorista opera de lunes a jueves de 10 a.m. a 5 p.m., los viernes de 10 a.m. a 6 p.m. y los sábados de 8 a.m. a 5 p.m. El mercado mayorista opera todos los días laborables de 2 a.m. a 8 a.m.

A esas horas de la mañana el ambiente en el mercado era un auténtico espectáculo. Infinidad de puestos de todo tipo de productos alimenticios se muestran perfectamente montados. En primer lugar las frutas y verduras, todo con un aspecto de frescor inmejorable y muy bien presentado.

Del mismo modo los puestos de carnicería y pescadería, muestran una enorme variedad. Desde luego, una pena que no tuviéramos un apartamento con cocina para prepararnos un buen festín culinario. De hecho, pensamos que no sería mala idea, alguna vez alquilar un apartamento en Londres y llevarnos una temporadita allí viviendo y pudiendo disfrutar de estas pequeñas cosas.

En el exterior del mercado vimos un horno donde dan clases de cocina. En ese día estaban aprendiendo a amasar pan. Se podía ver la clase desde fuera a traves de un ventanal.

Muy cerca del Borough Market, y tras pasar por una calle decorada con paraguas de colores y un bonito puesto de flores, llegamos al The George Inn Pub.

Es una de las más antiguas posadas de Londres. Ya en un antiguo mapa de Southwark, de 1543, se marca esta posada. Este tipo de establecimientos eran muy importantes como punto de descanso tanto de personas como de caballos, para la estructura de transportes en el interior de Europa.

El edificio actual sustituyó en 1676 al anterior, que resultó destruido en un incendio. El escritor Charles Dickens, hizo muchas veces referencia a este tipo de establecimiento en sus obras. Y, de hecho, nombra esta posada en su obra «Little Dorrit«.

Continuamos el paseo en dirección a la torre The Shard, a través de St. Thomas St. Vamos buscando Tower Bridge, para cruzar por este puente el Tamesis. Antes encontramos otro bonito pub, The Horseshoe Inn, en la calle Melior St. 

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Cruzamos pues, el Tower Bridge, sin duda, el más bello de Londres. Desde el mismo tenemos una preciosa perspectiva de la City de Londres con sus grandes rascacielos emergiendo entre otros edificios más clásicos de la ciudad.

Vamos buscando The St. Katharine Docks. Este es otro de los rincones ocultos de Londres. Se encuentra justo al lado del puente, a orillas del Tamesis. Antes era un antiguo muelle y ahora es una zona residencial de alto standing, y un remanso de paz en medio de tan populosa urbe.

Toma su nombre del hospital St. Katharine’s by the Tower, que se encontraba en este lugar desde el siglo XII. Desde 1828 hasta 1968, fue uno de los más importantes muelles comerciales del Puerto de Londres. Antes había aquí unas 1.250 casas que fueron demolidas para construir el muelle. Estas eran habitadas en su mayoría por  trabajadores portuarios, que vivían hacinados en barrios marginales insalubres, en las orillas del río Tamesis.

En la actualidad, el aspecto ha cambiado mucho. Los muelles de St. Katharine, forman parte de los Docklands, una zona que se ha ido reurbanizando, desde 1980, para recuperar el espacio que ocupaban los muelles del Puerto de Londres y que se cerraron, provocando una situación de abandono y pobreza. Desde entonces esta zona se ha revitalizado y convertido en una de las partes más vanguardistas de la ciudad.

La mayoría de los edificios que se yerguen en los Docklands, lo hacen sobre zonas pantanosas, con lo que construido sobre pilonos, al modo de lo que se hace en ciudades como Amsterdam o Venecia.

En St. Katharine’s Docks, se encuentra la taberna The Dickens Inn. Esta ubicada en lo que era una fábrica de cerveza del siglo XVIII, que al estar situada junto a unos muelles era muy frecuentada por los comerciantes de la época. Ahora el edificio de tres plantas ocupa en la primera un típico Pub inglés, en la segunda una Pizzería y en la tercera un Grill.

Hablando de comida, era hora de buscar un lugar para almorzar. Y para ello, decidimos ir al bar que dicen que ofrece uno de los mejores Fish & Chips del Reino Unido; Poppies Fish&ChipsEste establecimiento se encuentra junto al Old Spitalfields Market. Para llegar allí, se puede coger junto al Tower Bridge un autobús (42, 242 ó 78) o el metro hasta Liverpool Street.

Este local fue nombrado mejor restaurante de fish and chips de todo Reino Unido en 2014. Y había que comprobarlo. No se sería el mejor del país, pero lo cierto es que el pescado que tomamos estaba delicioso. Además el local tiene un decoración muy agradable.

Esta cadena, tiene otros dos establecimientos en Londres, uno en el Soho y el otro de Candem.

Después de almorzar nos acercamos el Old Spitalfields Market. Es un mercado cubierto que ha estado allí desde hace más de 350 años, cuando en 1638 el rey Carlos I, dio una licencia para carne, aves y raíces para vender en Spittle Fields, que entonces era una zona rural en las afueras del este de Londres.

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En la entrada este del mercado se encuentra la curiosa estatua, I Goat Statue, en español «Yo Cabra«. Se piensa que esta cabra es un monumento dedicado a los emigrantes. Esta escultura de Kenny Hunter, se colocó en 2011. Vemos una cabra sobre una alta pila de cajas, en una pose orgullosa. Segun su autor es «un símbolo de las diversas oleadas de migración que han encontrado refugio en Spitalfields y han ayudado a darle forma».

Ahora regresamos al metro para encaminarnos a lo que se conoce como la pequeña Venecia de Londres, Little Venice. Es un distrito de Londres alrededor de la unión de varios tres canales: El Gran Canal de Paddington, el Canal del Regente y la entrada a la Cuenca de Paddington. Lo edificios de los alrededores son casas adosadas de estuco, pintadas de color blanco y otros bloques de mansiones más altos, con el mismo color.

Pero este barrio se define sobretodo por sus canales, con pintorescos barcos llenos de flores que se anclan en las márgenes de los canales. Desde la construcción de los canales en el siglo XIX, el lugar reunió a artistas, poetas, escritores y pintores, al ser un lugar apartado del bullicio de la ciudad, ideal para dar rienda suelta a la creatividad, creándose un ambiente perfecto para la inspiración.

Las aguas de los canales de Little Venice, tenían un extraño aspecto verde, producto de unas algas que cubrían casi toda su superficie. En cualquier caso, se trata de otro rincón menos conocido de Londres, que puede pasar desapercibido, para muchos, en una visita a esta ciudad.

Serían ya alrededor de las 17:30 h. Se nos iba acabando el tiempo de nuestro viaje. Nuestras últimas horas en Londres. Ya comenté que hemos estado en Londres varias veces y hasta ahora, en esta visita, habíamos buscado los otros rincones de la ciudad, pero no podíamos irnos de aquí, sin dar una vuelta por el Londres más conocido. Así que nos fuimos hacia Oxford Street, a pasear por la City of Westminster. Es la calle comercial más importante de la ciudad y una de las más famosas del mundo.

La calle sigue la ruta de un camino romano que unía Hampshire con Colchester y llegó a ser el principal camino de entrada y salida de la ciudad. En la actualidad podemos encontrar más de 300 tiendas y un bullicio espectacular, sobre todo si es sábado por la tarde. Aquí, tras un paseo, tomamos un bus típico londinense, para que nos llevara hasta la Abadía de Westminster y las Casas del Parlamento. Por supuesto, que para un turista el mejor lugar para colocarse en un bus de dos pisos es en la primera fila de la parte de arriba.

Pasamos por Oxford Circus y Picadilly, hasta llegar a Parliament St. donde nos bajamos, junto al Westminster Bridge. Desde allí, en primer lugar, nos acercamos a la Abadía de Westminster, la gran iglesia gótica, donde suelen celebrarse los más importantes eventos de la monarquía británica desde tiempo inmemorial, como coronaciones, bodas y entierros. Sin duda, uno de los lugares más visitados de Londres.

Y desde allí, a pocos pasos se encuentran las Casas del Parlamento, y el símbolo más característico de la ciudad, y yo diría que hasta del país: El Big Ben, nombre con el que se conoce a la gran campana del reloj situado en el lado noroeste del Palacio de Westminster, la sede del Parlamento del Reino Unido. La torre, de 96,3 mts, alberga el reloj de cuatro caras más grande del mundo. Se completó en 1858 y el reloj comenzó a funcionar el 7 de septiembre de 1859.

Los cuatro laterales del reloj y sus esferas fueron diseñados por Augustus Pugin. Cada lateral está formado por una estructura esférica de hierro de 7 metros que contiene 312 piezas de cristal opaco, como una vidriera.

Y por supuesto un espectáculo imprescindible si visitas esta ciudad es oír a cada hora en punto, dar las horas a este mítico reloj, probablemente el más famoso del mundo. Y la mejor perspectiva para hacerlo es desde el Puente de Westminster o Westminster Bridge.

Desde el puente podemos ver también, el London Eye, el Ojo de Londres, la noria más alta de Europa, en el momento de su instalación en el año 2000, con sus 135 m de altura y 120 de diámetro y una de las atracciones turísticas más populares del Reino Unido.

A estas horas, hacia bastante frío en la ciudad y, sobretodo, junto al río, así que cruzamos el puente y entramos para cenar en un Mc Donald’s que hay en el The Queens Walk, el paseo cerca de la noria.

En este paseo tenemos también unas bonitas vistas del puente de Westminster, con las Casas del Parlamento y el Big Ben al fondo. Y para terminar nada mejor que tomarnos las últimas pintas de Guinness, en el Gillray’s Bar, en el edificio del County Hall, junto al Westminster Bridge, antes de tomar el bus de regreso a nuestro hostel.

No podía haber mejor despedida para un viaje tan maravilloso como el que habíamos disfrutado en estos 19 días. Ya para mañana solo quedaba el regreso a casa.

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