RUTA DEL DÍA:
Cardiff – Castle Combe: 86,56 kms.
Castle Combe – Bath: 19,95 kms.
Bath – Coombe Bissett: 66,93 kms.
Coombe Bissett – Salisbury: 6,11 kms. TOTAL: 179,56 KMS.
En este día nos despedíamos de Cardiff y el País de Gales. Pero antes de dejar la capital galesa, teníamos una visita muy importante que hacer, el Castillo de Cardiff. Así que tras disfrutar de nuestro último desayuno en el magnífico YHA Central Cardiff, nos pusimos en marcha hacía el castillo para visitar este monumento.
El Castillo de Cardiff, abre todos los días de 9:00 a 17:00 h. y el precio de la entrada completa es de 16,76 €, incluyendo audioguía, excepto en los Apartamentos que se visitan con un guía local.
Los primeros asentamientos de los que se tiene constancia en el lugar donde se ubica el Castillo de Cardiff, datan del año 55 d.C., con el emplazamiento de un fuerte romano. Desde finales del siglo II hasta mediados del siglo III, este lugar fue ocupado por edificios civiles dedicados al trabajo del metal.
El primer castillo fue de origen normando, en el año 1091. De esa época es la la Torre Normanda que se encuentra sobre una colina donde se situaba el castrum romano. El artífice de esta construcción fue Robert Ftizhamon, lord de Gloucester y conquistador de Glamorgan, uno de los trece condados históricos de Gales.
El castillo, reconstruido en piedra, fue un importante bastión de los Lord Marchers, de las dinastías de Clare y le Despenser, de los Condes Beauchamps de Warwick, de Ricardo de York gracias a su matrimonio con la familia Neville, y de la familia Herbert, Condes de Pembroke. En el siglo XVIII el castillo pasó a ser propiedad de John Stuart, tercer Conde de Bute, quien se convirtió gracias a su mujer, perteneciente a la familia Herbert, en un gran latifundista, y cuyos herederos desarrollaron los muelles que transformaron Cardiff, que pasó de ser un pueblo pesquero a un gran puerto durante el siglo XIX.
En este siglo XIX se construyó un nuevo castillo diseñado por William Burges, arquitecto del conde de Bute, con el aspecto de una mansión de estilo victoriano. Años después, los Bute donaron el castillo a la ciudad.
Por tanto, dentro del castillo tenemos varias partes a visitar. La más impresionante son las lujosas estancias de los Apartamentos del Castillo. En 1866 el Tercer Marqués de Bute, John Patrick Cricthon-Stuart, enconmendá al arquitecto la reforma del castillo para convertirlo en una esplendida mansión victoriana de estilo gótico. Este señor fue un anticuario, erudito, filántropo y mecenas arquitectónico y también ocupó el cargo de Lord-Teniente de Buteshire. Se convirtió oficialmente al catolicismo en 1868 y desde entonces su familia ha seguido siendo católica.
La familia Bute es vital, para entender el desarrollo de Cardiff, durante la Revolución Indstrial. El padre de John Patrick Cricthon-Stuart, el segundo marqués de Bute fue un industrial temprano con visión de futuro y comenzó, con gran riesgo financiero, el desarrollo de Cardiff como puerto para exportar la riqueza mineral de los valles del sur de Gales, poniendo incluso en riesgo su propia fortuna. En cualquier caso la fortuna la heredó su hijo que se convirtió en el hombre más rico del mundo
Estas habitaciones del Castillo de Cardiff consisten en espectaculares apartamentos de cuento de hadas, enriquecidos con murales dorados y tallas de madera elaboradas, vidrieras y mármol.
El lujo de los distintos salones de este palacio victoriano es impresionante. Los frescos de las paredes, el techo del salon principal, el cuidado mobliliario, cuadros, tapices, chimeneas, todo guarda una fiel estética gótica.
Todos los detalles se han cuidado al milimetro. Los dormitorios de los marqueses y de los niños, con su elegante mobiliario. Se puede ver también magnífico cuarto de baño, elemento muy poco habitual en la época de construcción de este palacio.
La sala de juegos infantiles también es muy bella, y en la misma se pueden ver diferente juguetes de la época, y una bella librería.
La mayor habitación del palacio es la Sala de Banquetes, siutada en la parte más antigua del edificio. Aunque las paredes datan del siglo XV, la decoración es de época victoriana. La temática de la sala es la historia medieval. Así en la chimenea vemos a Robert, Conde de Gloucester, que fue hijo ilegítimo del rey Enrique I. Robert fue Lord del Castillo en el siglo XII.
Otra presiosa estancia es el Comedor Pequeño. En su origen era el salón oeste utilizado por la segunda marquesa de Bute. La temática de la sala es la Biblia, Asi la tematica de la chimenea muestra a tres angeles flanqueados por Abraham y Sara, con un lema que dice: «Sin saberlo, hospedaron ángeles«.
La mesa del centro es de parra. Los Bute cultivaban uvas moscatel en los invernaderos y tenía viñedos comerciales en el sur de Gales.
El palacio posee también una esplendida Biblioteca, dado el gran valor que el tercer marques de Bute, daba a la educación y el conocimiento. Esta se situa en el lugar donde se encontraba el Gran Salón del castillo del siglo XV. La tematica de la estancia es la literatura y la lengua. Lord Bute a parte de estar fascinado por el mundo medieval, también le interesaban los inventos modernos. Así la Biblioteca tiene instalada calefacción central desde 1870, cuyos radiadores se encuentran en la base de dos mesas.
No todo en este palacio tiene el estilo gótico medieval. Hay unas dependencias para las que William Burges se inspiró en el mundo oriental. Se trata de la escalera de caracol de acceso a la Torre del Reloj, con decoración de mocarabes en el techo, lo que recuerda mucho a los salones de la Alhambra de Granada o el Alcázar de Sevilla.
Finalmente en lo más alto de la Torre del Reloj, se instaló una sala en estilo romano. Se trata de representar el patio de una villa romana como las de Pompeya.
Es árduo relatar aquí todas las bellezas que guarda este palacio, pues su patrimonio es impresionante. Cada rincón guarda un detalle que llama la atención, desde los suelos, vidrieras, techos, molduras… detalles y piezas que obligan a detenerte a cada momento.
La Torre del Reloj, antes referida se comunica interiormente con los Apartamentos de Lord Bute, alojando las partes más valiosas del palacio. Pero también es interesante fijarse en su ornamento exterior. Esta torre es uno de los símbolos de Cardiff, con su reloj, esculturas y blasones.
La parte más antigua del Castillo de Cardiff es su Torre Normanda. Nada más se accede al interior del Castillo, es lo primero que llama la atención por su curiosa ubicación en lo alto de un monticulo de tierra y rodeada por un foso de agua circular. Esta torre era el deposito del antiguo castillo normando del siglo XI. Es una estancia circular amurallada, que también llegó a ser usada como prisión para Robert de Normandía que fracasó en su intento de tomar Inglaterra.
El acceso se hace a través de una empinada escalera, y desde lo alto de la torre se puede apreciar la forma circular del recinto, el foso exterior y los restos de las antiguas fortificaciones normandas, que completaban este castillo.
Asímismo, podemos admirar el resto de edificios que conforman este recinto monumental y bellas vistas de la ciudad de Cardiff.
Al salir de la visita al Castillo de Cardiff, y antes de dejar la ciudad en busca de otros destinos, quisimos pasar por la Castle Arcade, una de las galerias cubiertas más bellas de la ciudad con su pasarela de madera en rojo y blanco y sus magnificos cafés y tiendas de música.
Dejamos ya Cardiff y un poco más adelante Gales, para adentrarnos en Inglaterra. Unas semanas antes vimos en internet un post que hablaba de un pueblo había sido considerado el más bonito de Inglaterra. Este pueblo es Castle Combe. Rapidamente buscamos en los mapas donde se encuentra ese pueblo, y por suerte está cerca de nuestro recorrido, así que había que ir allí.
Castle Combe está situado en el condado de Wiltshire, en los Cotswold, donde se encuentra unos de los más bellos paisajes de Inglaterra. Esta región se conforma por una serie de colinas que se levantan en los prados del Tamesis sobre el valle de Severn y Evesham Vale. Esta zona es lo que se conoce como la campiña inglesa.
Castle Combe data del siglo XIV. Se construyó alrededor de una fuente de agua. La colina cercana fue fortificada por bretones, sajones y normandos, como también sucedió en otros lugares de los Cotswolds. El desarrollo comercial del pueblo siempre estuvo ligado a las ovejas y la producción de lana. Se llega al pueblo a traves de una preciosa, sinuosa y estrecha carretera, que tiene el nombre de The St., La calle.
La villa llegó a ser lo suficientemente importante como para obtener el permiso para organizar una feria y un mercado, donde la actividad principal eran las ovejas y la lana. El pueblo no es bonito, sino lo siguiente. Es un pueblo pequeño donde sus calles se componen por edificios medievales de piedra. Vemos la iglesia de St. Andrews del siglo XII.
De su interior, bastante austero hay que destacar las vidrieras y la boveda gótica.
Como elemento destacado que encontramos en su interior, está la tumba del cruzado que murió en el campo de batalla. Tambien está la maquinaria del reloj, del siglo XV, que hace sonar las campanas de la iglesia. Y otra curiosidad es el espacio habilitado para los juegos infantiles, a modo de guardería, durante la celebración de las misas. Rodea a la iglesia un pequeño cementerio.
En la intersección de las tres principales calles del pueblo se encuentra Market Cross, el lugar donde se instalaba el mercado de lana y ovejas.
Muy cerca de The Market Cross, encontramos un magnifico lugar para almorzar. Se trata de The Castle Inn, un hotel y restaurante donde comimos muy bien y a precio razonable.
Como he comentado antes, The Castle Inn es ademas de restaurante, un Hotel, y tiene unos preciosos salones donde buscar la relajación, leyendo un libro o la prensa. Un excelente lugar para alojarse por unos días, sin duda.
Tras el almuerzo continuamos el paseo. Sin duda, es un pueblo no ya solo de cuento, sin también de película, pues son muchas las películas y series de TV, que se han rodado aqui, como Stardust, Dr. Doolitle o El Hombre Lobo, y las series de TV de Agatha Christie y Poirot.
En el porche de una de las casas del pueblo encontramos unas mesas con manteles de cuadros, donde había, convenientemente envueltos en film, unos bizcochos, con sun cartel con el precio de los mismos: 5 Libras el bizcocho completo y 1 libra la porción.
Un cartelito con una flecha señalando al buzon, indica el lugar donde depositar el dinero de la compra. Asimismo en un clavo junto a la puerta estan colgadas unas bolsas de papel, con el cartel de «Take One», para llevartela con el bizcocho. Obviamente no pudimos resistir la opción de comprar un bizcocho de chocolate, que por cierto estaba riquísimo.
Regresamos hacia el lugar donde dejamos el coche, pasando el puente de piedra sobre el río By Brook, otro de los muchos encantadores rincones de este maravilloso pueblo, que tuvimos la gran suerte de conocer.
Ya comenté antes, que esta región es muy utilizada como plató cinematografico, y buena prueba de ello fue el rodaje que estaban preparando en la cercana posada White Horse Inn, en la localidad de Biddestone. ¿Qué película sería?.
A unos 20 kms. de Castle Combe se encuentra nuestra siguiente parada. la histórica ciudad termal de Bath. El origen de Bath se remonta al periodo celta, cuando se construyó un santuario para la diosa Sulis. Ya en el siglo I, durante la dominación romana, Bath se convirtió en el primer balneario de Inglaterra, gracias a sus aguas termales. En el año 43, los romanos construyeron aqui unas murallas y un templo junto al manantial natural existente.
Donde estaba el templo romano, en el siglo VIII se edificó un abadía anglosajona. A ésta le siguió una catedral en estilo normando, que ya a principios del siglo XIV fue sustituida por la actual catedral gótica.
La siguiente época destacada en la historia de Bath, tiene lugar en el siglo XIX, a partir de la cual la ciudad adquirió el aspecto actual. Durante este tiempo los arquitectos Wood el viejo y Wood el joven, construyen muchos edificios de estilo neoclásico georgiano, con la característa piedra de color miel, extraída de canteras de los alrededores, que se conoce como la Piedra de Bath. Al estilo de estos edificios se le dió el nombre de estilo palladiano, al inspirarse en el renacimiento de Andrea Palladio.
La principal atracción turística de Bath, son las Termas Romanas. Esta termas se fueron configurando entre los años 60 y 70, que fueron ampliándose en siglos posteriores. Tras ser destruidos los baños originales en el siglo VI, en los siglos posteriores se construyeron nuevos baños, hasta que en el siglo XVIII se construyó un complejo de edificios, incluido el famoso salón de estilo neoclásico conocido como Pump Room, donde los visitantes pueden beber las aguas del manantial.
Junto a estos baños se encuentran las originales termas romanas, en el rincón conocido como Manantial Sagrado, o Sacred Spring, casi 1,2 millones de litros cada día a una temperatura de 46º, hecho que sucede desde hace miles de años, hasta el punto que en la Antiguedad se pensaba que esto era obra de los dioses.
El horario de apertura de las Termas Romanas, en verano es de 9:00 a 21:00 h., rediciendose hasta las 18:00 horas en primavera y hasta las 12:30 en invierno, y el precio de la visita es de 12,50 €, incluyendo audioguía.
En la visita, se pasa por algunas salas donde se exponen mosaicos y otros restos arqueológicos del original templo romano dedicado a Minerva (Sulis en la teología celta), junto a diversas proyecciones audiovisuales que tratan de indicar como era la antigua Aquae Sulis, que era el nombre que tenía el asentamiento romano de la ciudad de Bath. Como curiosidad podemos ver las llamadas Tablillas de Maldición. Son láminas hechas de metal que contenían mensajes para la diosa Sulis. Estas tablillas de maldición estaban escritas en latín y eran empleadas para echar maldiciones sobre personas que habían hecho algo indebido. como podía ser robar las ropas de alguien el los baños.
El templo fue erigido en el 60-70 d.C. y el complejo termal fue construido gradualmente a lo largo de los siguientes trescientos años. Durante la ocupación romana de Gran Bretaña (entre los siglos I y V), los ingenieros dispusieron postes de roble dentro del lodo para conseguir cimientos estables y rodearon la fuente de las aguas termales con una cámara irregular de piedra recubierta con plomo.
El complejo incluía un caldarium (baño caliente), un tepidarium (baño templado) y un frigidarium (baño frío). Tras la retirada de los romanos en la primera década del siglo V, los baños cayeron en desuso y terminaron enterrados bajo sedimentos. Posteriores trabajos arqueológicos han podido rescatar restos de estos baños que el lo que ahora podemos ver.
Una vez más, unos espléndidos audiovisuales recrean, con gran realismo, el aspecto original de las distintas estancias, lo que favorece mucho la comprensión de los restos que estamos viendo.
El rincón más espectacular de las Termas es el Gran Baño. Una piscina rectangular de 1,6 m. de profundidad llena de agua caliente que fluye del manantial. La piscina se encuentra rodeada de una preciosa galería porticada rematada por diversas estatuas romanas.
Mientras estábamos viendo esta impresionante estancia, comenzó a caer una gran tormenta de agua. Por suerte pudimos guarecernos en la galeria porticada, y desde ahí, disfrutar de la fuerza de la naturaleza.
Hay otra gran piscina que es el Baño del Rey, añadido en el siglo XVI, ubicados al sur del manantial, y que se encuentra anexo al edificio neoclasico de los baños, o Pump Room.
Mientras terminábamos de ver este interesante lugar, cesó la tormenta, con lo que pudimos librarnos de una buena mojadura.
Nos acercamos a continuación a la Catedral de Bath, que desgraciadamente ya había cerrado, con lo que no pudimos visitarla por dentro. Se trata de una iglesia gótica del siglo XV, considerándose como una de las ultimas grandes iglesias medievales de Inglaterra.
De estilo gótico perpendicular, su mayor expresion se encuentra en la fachada oeste del edificio. Se comenzó a construir en 1499 y en origen se trataba de una Abadía. Sin embargo, tras la disolución de los monasterios decretada por el rey Enrique VIII en 1539, el edificio quedó abandonado, pero, finalmente, fue terminado en 1611, convirtiéndose en la Catedral de Bath.
Junto a la Abadía se encuentra en la fachada de Cheap St. hay una preciosa fuente dedicada a la Diosa Sulis Minerva, que según la mitología, fue la que vertió las aguas que hicieron brotar el Manantial Sagrado.
A continuación de la Catedral o Abadía de Bath, se encuentra el Parade Gardens. Unos bonitos jardines junto a Río Avon, muy bien cuidados. Desde aquí se puede ver ya el característico estilo señorial de las calles de Bath. Por cierto, el río Avon, es el que da nombre a los productos de perfumeria de la casa Avon, ¿recordáis el lema «Avon llama a su casa»?; pues su origen se encuentra aquí en Bath.
Continuando junto al río, por la calle Grand Parade, llegamos hasta el genuino Puente Pulteney, que a los que hayais estado en Florencia os tiene que recordar a su afamado Ponte Vecchio. Al igual que el florentino, este puente tiene sendas filas de tiendas a ambos lados del mismo. Fue idea del arquitecto Robert Adam, inspirarse en el puente de Florencia, para construir en el siglo XVIII este puente para la ciudad de Bath.
El puente se terminó en 1773. Las tiendas se ubican diversas tiendas de antiguedades y un tea room. Es curioso que dada la anchura de la calzada y la configuración d elas tiendas, no tienes la sensación de estar sobre un puente cuando lo cruzar. Parece una calle normal.
Tomamos el coche para dirigirnos al otro punto de interés de la ciudad de Bath. Se trata de otro ejemplo de arquitectura georgiana de la ciudad. Este estilo arquitectónico se desarrolló en Gran Bretaña, entre finales del XVIII y principios del XIX, coincidiendo con el reinado de cuatro reyes Jorge. Este estilo muy comun en Londres y otras ciudades británicas se basa en un regreso a la arquitectura neoclásica, basándose en las obras arquitectónicas del renacentista Andrea Palladio.
Así entre 1767 y 1774 se construyó el complejo de edificios conocido como Royal Crescent. Se trata de una sucesión de 33 edificios pareados que forman un gran semicírculo delante de una gran pradera. Esta especial configuración es el resultado del intento del arquitecto John Wood el Viejo de recrear un circo romano, si bien el edificio fue finalmente construido por su hijo del mismo nombre. Podemos ver la impresionante fachada con decoracion clásica y columnas jónicas. Aquí han habitado muchas personalidades de Bath. Y en la actualidad se ubica un hotel y un museo.
Muy cerca de Royal Crescent se encuentra The Circus, un gran círculo de edificios neoclásicos cuya prolongada fachada se encuentra interrumpida por el acceso de tres calles. The Circus es considerado como la obra maestra de John Wood el Viejo, quien lo terminó en 1768.
Tras ver el semicírculo y el círculo de Bath, dejamos esta bonita y elegante ciudad, cargada de historia, y nos ponemos en marcha hacia Salisbury, donde pernoctaremos durante dos noches. Hay algo más de una hora de viaje hasta nuestro destino, y durante el camino se nos hizo de noche.
No fue fácil encontrar alojamiento en Salisbury, que es una ciudad muy turística y ademas en esas fechas celebraban un importante feria de ganado. De este modo, los alojamientos que nos ofrecían a través de las centrales de reservas eran bastante caros. Por suerte en un folleto turístico que nos enviaron desde la oficina de turismo de la ciudad, venian una serie de direcciones de distintos Bed & Breaksfast, y así encontramos uno en la cercana localidad de Coombe Bissett, a un precio bastante aceptable. Se trata del Evening Hill B&B, en la carretera A354 o Blandford Road. El precio por noche de una coqueta habitación con baño privado y desayuno incluido fue de 70,00 €.
No fue nada fácil, encontrar la casa, debido a que era ya de noche y la carretera Blandford Road, estaba oscura como la boca de un lobo. No se veía absolutamente nada. Ni siquiera las luces de las casas iluminaban el camino, debido a los altos setos que hay delante de las mismas. El caso, es que antes del viaje, tuve la curiosidad de mirar en el Google Maps, las fotos de la calle, y pude apreciar que el Evening Hill B&B, tenía a su entrada un pequeño cartelito blanco con el nombre.
Así que circulando muy despacito, y mirando muy atentamente, conseguimos ver el dichoso cartelito, y encontrar el B&B. Es un alojamiento gestionado por una encantandor matrimonio de personas mayores, que nos atendieron muy bien. Tras enseñarnos la habitación y dejar las maletas nos recomendaron un pub un poco más adelante para comer, que se llama The Fox and Goose, a unos 600 metros del B&B. Podríamos haber ido caminando, pero quien se atrevía con una carretera tan oscura. Asi que volvimos a coger el coche para llegar al pub.
No se veía un alma por la calle, y temíamos que el pub pudiera estar cerrado, pero todo lo contrario, paracía que todo el pueblo estuviera en el The Fox & Goose, pues el pub tenía un auténtico ambientazo. Además cenamos estupendamente, con lo que el final del día no pudo se más perfecto. Tras la cena regresamos al B&B, del mismo modo que llegamos circulando muy despacio para no pasarnos de la casa, aunque ello provocara el desgradable toque de claxon de algún impaciente vehículo que se topó con nosotros en el camino, pero la verdad, eso nos daba absolutamente igual.