RUTA DEL DIA:
En Tren: Belfast – Dublin: 10:35 h a 12:44. Total 2 h. 9 m.
En Ferry: Dublin Port – Holyhead: 14:30 a 16:30. Total 2 h.
En Tren: Holyhead – Chester: 17:30 a 19:24. Total 1 h. 54 m.
Era el 12º día de viaje y hoy dejábamos la isla de Irlanda, poniendo rumbo hacia el País de Gales, posiblemente la región menos conocida del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
El día de hoy iba a ser un día de viajes, de transición. Empezamos dejando Belfast en dirección a Dublin. Para ello, tomamos el viaje de vuelta en tren que salía de la Estación Great Victoria de Belfast a las 10:35 h. Ya comenté el el post de hace tres días que el billete ida y vuelta nos costó 55,00 €.
Antes de tomar el tren, compramos en un supermercado de Marks & Spencer que había en la estación de Belfast, comida para el almuerzo durante el viaje.
El tren llegó puntualmente a la estación de Dublin Connolly a las 12:44 h. para un total de dos hora y nueve minutos de viaje. Desde la estación de Connolly hay que coger el tranvía Red Line, que nos lleva hasta el Puerto de Dublin, Dublin Port.
Allí tomaríamos un ferry de la línea Irish Ferry, para cruzar el Mar de Irlanda y llevarnos a las costas del País de Gales. Concretamente hasta la localidad de Holyhead. El ferry partía del puerto de Dublin a las 14:30 h y el trayecto hasta Holyhead dura dos horas. El precio es de 40,50 € por viajero.
Apovechamos el tiempo de viaje para almorzar con las viandas compradas en la estación de Belfast, y a las 16:30 h. llegamos a Holyhead. Esta pequeña localidad es la mayor del condado de Anglesey. Se localiza en la isla de Holy que se conecta con Anglesey a través del llamado Puente de las Cuatro Millas, que es lo que mide este puente 4 millas (6 kilómetros).
Justo a la salida del puerto de Holyhead se encuentra la estación de tren de la que parten los trenes hacia el resto de Gran Bretaña. Allí tomamos el tren a Chester que partía a las 17:30 h. El precio del trayecto es de 16,76 €.
Este tren en su recorrido tiene varias paradas, y una de ellas es en un peculiar pueblo, que presume de tener el toponimo más largo de todo el Reino Unido y el tercero del mundo. El pueblo situado en la isla de Anglesey se llama: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch.
La pronunciación puede aproximarse en español como Hlan-vair-puhl-güin-guihl-go-gue-ra-juern-drob-uhl-hlan-ti-si-lio-go-go-goj. El significado en gaélico de este largo nombre es: «iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilio cerca de la gruta roja».
El capricho de ponerle este nombrecito al pueblo surgió en una decisión del consejo del pueblo allá por el año 1860, principalmente con la idea de tener la estación con el nombre más largo de toda Gran Bretaña.
Tras esta parada se deja la isla de Anglesey y se entra en la isla de Gran Bretaña, recorriéndose la costa Norte del País de Gales. A traves de las ventanas del tren podemos ver unos bonitos paisajes, con extensas playas de arena dorada y verde colinas al otro lado.
Incluso, tenemos la oportunidad de ver los molinos de una gran planta eólica situada en el mar. Y también las ruinas del hermoso castillo de Conwy.
Así, disfrutando tranquilamente del viaje llegamos a Chester sobre las 19:24 h., tras casi dos horas de viaje. En la bellisima ciudad inglesa de Chester, pernoctaremos esta noche. El alojamiento elegido es el Chester Backpackers, en el 67 de Boughton Street. Se puede ir caminando desde la estación durante unos 10 minutos. El precio de la habitación doble con baño privado fue de 54,96 €.
La ciudad de Chester, en la región de las Midlands de Inglaterra, es la capital del condado de Cheshire. Se encuentra a unos 44 kms. de Liverpool, situada en un importante nudo de comunicaciones. Se trata de una de la ciudades amuralladas mejor conservadas de Inglaterra.
Situada junto al canal de Schropshire Union, sus orígenes se remontan a epoca de los romanos que fundaron aqui la colonia Deva Victrix en la decada de los 70 del siglo I, bajo el imperio de Vespasiano.
Sin embargo, su mayor auge fue durante la época medieval, entre los siglos XII y XIV, cuando Chester tenía un puerto con una gran actividad comercial y, curiosamente, Liverpool no era más que una población subsidiaria de Chester. Con el tiempo la acumulación de sedimentos hizo que el mar fuera retrocediendo, lo que provocó el fin de su actividad porturaria.
La característica arquitectura de los edificios del centro con entramados de madera, así como, las murallas son muy populares entre los turistas. Además, Chester tiene una importante catedral y varios centros comerciales.
Se nos hizo rápidamente de noche y era el momento de buscar un sitio para cenar. Era sábado y el centro de la ciudad tenía una enorme animación. Asi que caminando, pues el centro esta muy cerca del Hotel, nos dirigimos hacia la principal calle comercial de la ciudad Foregate Street, que se convierte en Eastgate Street tras pasar bajo el Reloj Eastgate que es uno de los iconos de la ciudad.
Callejeando encontramos un espléndido restaurante donde cenamos de maravilla con una ensalada, un aliño de patatas y un magnifico cartucho de pescado frito, todo regado con nuestra imprescindible pinta de Guinness. Una cena espectacular en un local muy agradable.
Después de la cena, continuamos paseando hasta el final de Eastgate Street, en el cruce con The Cross, el verdadero centro de la ciudad histórica. Allí encontramos una animada terraza con buena música que nos retuvo un buen rato.
La primera impresión que nos ha quedado de Chester es maravillosa, y cuando llegamos al Hotel, ya estábamos deseando que llegara el día siguiente para poder descubrir más de esta ciudad.