RUTA DEL DIA:
Vuelo Baden Baden – Málaga: 6:35 h. a 9:20 h. 2 h. 45 min.
Tren Málaga – Sevilla: 14:06 h. a 16:44 h. 2 h 35 min.
En el día del regreso tuvimos que madrugar mucho. Tanto que no pudimos ni desayunar en el Hotel, pues estaba aun cerrada la cocina. Nos levantamos a las 4:30 de la mañana.
Para llegar a la Terminal del Aeropuerto solo tuvimos que cruzar el paso de cebra frente al Hotel. Así en 20 segundos estábamos en el Aeropuerto.
Fuimos robados en el control de acceso del Aeropuerto. Me explico: Al pasar el control de maletas, nos las hacen abrir y el guardia que había, se fija en los botes de miel. En principio nos los va a dejar pasar, pero luego pregunta a otra guardia y la muy «__________» (póngase el insulto que se crea oportuno), le dice que no, que no pasa, vamos que se lo quedan.
No a gusto con ello, la muy «__________» (póngase el insulto que se crea oportuno) guardia, me desmonta toda la maleta y me vacía, además la mochila, registrando a ver que más tengo. Lógicamente no encuentra ningún arma más de destrucción masiva entre mis pertenencias y me devuelve el equipaje todo desbaratado, y por su puesto se queda con nuestra miel. Menos mal, que llegamos con tiempo al Aeropuerto, pues tuve que hacer de nuevo la maleta.
Indudablemente, la muy «__________» (póngase el insulto que se crea oportuno) guardia, se quedaría muy a gusto.
En fin, tras este desagradable incidente no hubo ningún problema más y embarcamos a su hora, en el vuelo de Ryanair que nos devolvía a Málaga. Después de pasar casi todo el vuelo durmiendo, llegamos al Aeropuerto de Málaga en hora, a las 9:20 h.
Lo primero que hicimos fue desayunar y a continuación tomamos el cercanías hasta la Estación de RENFE María Zambrano, dejamos el equipaje en la consigna de la estación y nos dispusimos a dar un paseo por Málaga, haciendo tiempo hasta la llegada de la hora de tomar el tren para Sevilla, las 14:06 h. Así que teníamos unas tres horas.
Caminando, sin un rumbo claro, llegamos hasta el Mercado de las Atarazanas de Málaga. Entramos en el mercado y nos quedamos prendados de los productos de sus pescaderías. Tanto que se nos ocurrió comprar pescado para llevárnoslo hasta Sevilla.
Eran solo las 10:30 de la mañana, así que habia tiempo para continuar el paseo por el centro, almorzar tempranito y regresar al Mercado a hacer la compra antes de coger el tren.
Y eso hicimos, pasear y comer, como no podía ser de otro, pescaíto frito y espetones en un bar cerca de la Calle Larios. ¡¡Ay, como nos supo ese pescaíto frito y esas sardinas, después de quince días de gastronomía alemana!!.
Y después regresar al Mercado para comprar el pescado. Antes en un chino junto al mercado compramos una nevera de porexpan y una bolsa de hielo y nos fuimos a por el pescado. Una vez echa la compra ya sin más dilación nos fuimos a la estación, cogimos un taxi para no perder más tiempo. Llegamos a Sevilla a las cinco menos cuarto.
COROLARIO
Y con esto se acabaron nuestras vacaciones del verano de 2016. Unas inolvidables vacaciones por Alemania y Suiza que empezaron en la ciudad de Munich, esa vibrante ciudad, donde nos imbuimos de arte en su imponente Residenz y disfrutamos de su calidad de vida.
Después continuamos por Füssen donde vimos los castillos del rey loco, Luis II de Baviera. Qué bendita locura la que provocó que nos llegaran esas maravillosas obras de arte.
Subimos a la alta montaña alpina de Garmisch Partenkirchen, con el mirador de vértigo del Alpspix y el precioso desfiladero de Partnachklamm.
Continuamos por la maravillosa Romantische Strasse, donde descubrimos las joyas del barroco alemán, como la Iglesia de Wies, y pueblos y ciudades encantadores como Donauworth, Rothenburg ob der Tauber, donde llegamos a vivir la Navidad en agosto, Nördlingen el pueblo dentro de un cráter de meteorito, Augsburg y su barrio obrero del s.XVI, el Fuggerei. O Würzburg y su impresionante palacio.
Pasamos por Ulm, y subimos a la inmensa torre de su catedral, para estar más cerca de Dios que en ninguna otra iglesia del mundo. Cruzamos la frontera de Suiza y pudimos palpar el nivel de vida de Zurich, admirarnos con los puentes medievales de Lucerna, la belleza del casco histórico de Berna, las montañas y valles de Interlaken o ese imponente río Rhin cruzando por Basilea.
De Suiza cruzamos hasta la bella Friburgo de Brisgovia, con esos canalitos atravesando sus calles y su magnífica catedral rojiza. Aquí se abrió la puerta de la mítica Selva Negra, con sus pueblos de cuento como Schiltach, Sasbachwalden o Gengenbach, el lago glaciar de Mummelsee y las inolvidables experiencias los baños spa de Badaparadies am Titisee y Baden Baden.
Degustamos la gastronomía alemana, bebimos mucha cerveza, probamos el vino de los viñedos de Würzburg, y la deliciosa Tarta Selva Negra.
De allí nos trajimos algunos recuerdos: pendientes de cristal Swarovski de Innsbruck, camisetas, adornos navideños y el perrito parlanchín de Rothemburg, salchichas de Munich o la miel de la Selva Negra robada por la muy «_________» (póngase el insulto que se crea oportuno) guardia del Aeropuerto de Baden Baden.
Y sobre todo hicimos miles de fotos, y nos trajimos innumerables recuerdos y vivencias.
En definitiva otro maravilloso viaje que guardar en nuestra memoria y recordar gracias a entre otras cosas a este humilde blog que queremos compartir con todos los que lo deseen, esperando que les sirva para disfrutar de estos lugares como nosotros lo hemos hecho.
Un cariñoso saludo mio y de mi amada y encantadora compañera.
Y si tenéis alguna pregunta o comentario que hacer sobre este viaje estoy a vuestra disposición.
Hasta el próximo viaje.
LUIS y CONSU.