RUTA DEL DIA:
Friburgo – Gengenbach: 73,6 kms.
Gengenbach – Ettlingen: 82 kms.
Ettlingen – Baden Baden: 37,1 kms.
Baden Baden – Baden Airpark: 13,9 kms. TOTAL: 206,6 KMS.
Llegó el último día de nuestro intenso viaje. Dejamos ya el buen alojamiento de Friburgo, y nos disponíamos a pasar nuestro último día en la Selva Negra, que no por eso iba a dejar de ser menos interesante.
La primera parada fue un autentico pueblo de cuento, Gengenbach. Es una pequeña localidad de unos 11.000 habitantes. en la región de Baden-Wurtemberg. Indudablemente entrar en este pueblo evoca los cuentos infantiles clásicos como el «Flautista de Hamelin«, «Hansel y Gretel» o «La Bella y la Bestia«, con sus coloridas casas medievales con entramados de madera, torres, murallas y calles adoquinadas.
Lo primero que encontramos al llegar a Gengenbach, es la Torre Kinzig o Kinzigtorturm, una de las dos torres que se conservan de la antigua muralla medieval. Su nombre deviene del río Kinzig, un afluente del Rhin, que pasa por aquí.
Atravesando la Hauptstrasse llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, que se llama Marktplatz, como suele ser habitual en todos estos pueblos. Una plaza de forma triangular, donde se encuentra el precioso edificio del Ayuntamiento o Rathaus, que data de 1784. En su fachada de estilo clasicista podemos ver tres figuras que representan a la Justicia y la Prudencia y un águila con el escudo de armas de la ciudad.
Pero este edificio también tiene la peculiaridad de ser el Calendario de Adviento más grande del mundo. En Navidad sus 24 ventanas iguales, se iluminan de noche. Asi desde el día 30 de noviembre tiene lugar un espectáculo de luces en esta fachada y se abre la primera ventana y cada noche se abre una más hasta completar las 24 ventanas, el día de Nochebuena. ¡¡Que tradición más bonita!!. Me he permitido buscar en internet una foto del Ayuntamiento en estos dias y la verdad es que debe ser precioso:
La fuente del centro de la plaza se llama Röhrbrunnen, tiene un caballero de piedra que data del siglo XVI. Aquí se le conoce como «Schwed», y descansa sobre un escudo llevando en sus manos el mapa de la ciudad. Este fuente abastece de agua potable a la ciudad desde hace 500 años.
Además del Ayuntamiento esta plaza es preciosa con grandes casas a cada cual más hermosa. Entre ellas está el Palacio de Löwenberg, a la derecha del Ayuntamiento. Un edificio renacentista del siglo XVIII, que perteneció a la prestigiosa dinastía de los Bender. Es visitable por dentro esta casa y también se hacen exposiciones temporales.
En esta plaza se celebra un mercado semanal, que los miércoles y sábados es un mercado de agricultores con frutas y verduras frescas muy frecuentado por vecinos y visitantes.
Atravesando esta plaza vemos encontramos la otra torre de entrada de la ciudad. Se trata de la Obertorturm. En su fachada un reloj y el águila que representa que Gengenbach fue una Ciudad Imperial Libre. Esta torre conserva aun el rastrillo levadizo que servía para cerrar la ciudad.
En un callejón junto a esta torre se encuentra escondida otra torre más modesta, la Schwendenturm.
Ahora nos encaminamos hacia el Monasterio Abadía Benedictina de Gengenbach. Aquí se la conoce como la Stadtkirche Sankt Marien. Es el edificio más antiguo de la ciudad. Data del siglo IX. Ahora es una de las sedes de la Universidad de Offenburg.
Adosada se encuentra la preciosa Iglesia de Santa María. Una iglesia de 1120 de tres naves. Su torre barroca es visible desde todo el pueblo.
Aunque en el origen fue de estilo románico, fue destruida en 1689 durante la Guerra de Sucesión del Palatinado y luego reconstruida en estilo barroco por el maestro Franz Bee. El interior es sorprendente por los impresionantes frescos que cubre todas las paredes e incluso techo y columnas, conformando un conjunto espectacular.
Hay que detenerse también en el precioso altar barroco y el órgano diseñados por Max Meckel. El órgano es el segundo románico más grande de Baden-Wurtenberg.
En definitiva una iglesia preciosa y de gran valor, que nos sorprendió pues no esperábamos encontrarnos algo así.
En la parte trasera de la Abadía se encuentra el Jardín Botánico, Kräutergarten. En el mismo, se han recreado todas las plantas aromáticas y medicinales que cultivaban los monjes cuando habitaban el Monasterio.
Y dando la vuelta por la calle Benedik-von-Nursia Strasse, llegamos al viejo Molino del Monasterio, el Klostermühle. Aún en funcionamiento a pesar de llenar cerca de 400 años, abastece a una panadería artesana de horno de leña.
Hay otra torre a destacar, la Niggelturm, que no formaba parte de las murallas de la ciudad. Era una torre octogonal independiente usada como guardia y prisión. En la actualidad se ubica aquí el Museo de los Tontos o Narren Museum, que muestra una exposición sobre el Carnaval de Gengenbach, haciendo especial hincapié en el personaje más popular del Carnaval, el «Tonto» o «Schalk«, una especie de bufón, simbolo del carnaval y que se encuentra esculpido en la torre.
Unas bellas vistas de Gengenbach se pueden ver desde la Capilla de Santiago, Jakobskapelle, que se encuentra en todo lo alto de la colina Bergle, cuyas lederas están repletas de viñedos. Esta capilla es una de las paradas del Camino de Santiago alemán, a 1.500 kms. de Santiago de Compostela.
Con todo lo visto hasta ahora de Gengenbach, ya podríamos entender el indudable atractivo que esta localidad tiene. Pero es que aun hay más. Faltan los callejones del ángel y el infierno, Engelgasse y Höllengasse. Estas son las calles más auténticas y con más encanto de Gengenbach.
Estas estrechas callejuelas del siglo XVI, recogen toda la esencia medieval de la ciudad. Viñas y flores colgantes adornan las fachadas y delante de las casas se colocan todo tipo de objetos decorativos, como para dar la bienvenida a los visitantes: bancos rodeados de flores, sillas, mesas, rincones de lectura, todo perfectamente cuidado e impoluto.
En estos detalles se palpa el amor que los vecinos tienen por su pueblo. Estos callejones están preparados para el disfrute de quien lo visita, para fotografiar y divulgar la belleza de esta localidad por el mundo.
Con la visita a estas calles, terminamos nuestro paseo por Gengenbach. Indudablemente un sitio imprescindible si viajamos por la Selva Negra. Gengenbach ha servido de inspiración a artistas de todo tipo: escritores, pintores, poetas… Ha sido escenario de peliculas como «Charlie y la fábrica de Chocolate» y, todo esto no es de extrañar viendo la belleza y tranquilidad que se respira paseando por sus calles.
Dejamos Gengenbach y nos ponemos en camino de la siguiente localidad que vamos a visitar en este día. A 82 kms se encuentra Ettlingen. Esta ciudad al sur de Karlsruhe, es la segunda más grande del distrito, con unos 27.000 habitantes.
Nada más entrar en el casco histórico de Ettlingen, te das cuenta de que es una elegante ciudad, que llama la atención por los colores pasteles de sus edificios, que se mezclan armoniosamente con otros más estridentes.
En pocos pasos llegamos por la calle Kronenstrasse a las orillas del río Alb. Esta ciudad tiene sus monumentos más importantes muy bien señalados con unos carteles azules y unos mapas de situación, repartidos por la ciudad. Desde el puente de la Marktstrasse se puede ver otro bonito puente de madera. Al cruzar este puente vemos la torre del Ayuntamiento
Del casco antiguo, este edificio es uno de los más sobresalientes, el Stadtverwaltung Ettlingen. Edificio monumental de formas barrocas cuya torre es visible desde toda la ciudad. En la plaza del mercado, Marktplatz, también es destacable su Fuente Central dedicada a San Jorge.
Continuando por Marktstrasse llegamos al Castillo de Ettlingen, Schloss Ettlingen. Construido en el siglo XIII, aunque queda poco de aquella época. En la actualidad parece más un palacio romántico que un castillo medieval. Su uso está dedicado a la celebración de eventos, conferencias, exposiciones, fiestas, …
Lo más interesante es su patio interior, donde el trampantojo alcanza su máxima expresión, en la fachada frontal del edificio. Cuesta mucho creer que la decoración que vemos es totalmente pintada, aun acercándonos a pocos centímetros de la pared.
Es increíble la habilidad de estos artistas para simular molduras, marcos, ladrillos y otros elementos decorativos, jugando con las perspectivas y las sombras hasta el punto de engañarnos a la vista.
A la izquierda de la fachada principal hay una bonita fuente barroca y mas adelante un arco por el que se accede a una plaza tras la que se encuentra el Rosengarten, el Jardín de las Rosas.
El Rosengarten es un bello rincón para la relajación, un jardín con una interesante colección de esculturas y numerosas alusiones a la comunidad judía y los desastres de la Guerra.
Alrededor de esta jardín se encuentra el antiguo barrio judío. Aquí vemos bellas casas con los típicos entramados de madera y recoletos rincones con flores.
Vamos regresando a la Marktplatz, donde escogemos un bar para almorzar. Después volvemos a cruzar el Puente de la Calle Marktstrasse, atravesando el arco de la torre del Ayuntamiento, ya de regreso a nuestro coche. Pero antes nos detenemos un momento en el puente y admiramos la elegancia de los edificios que se asoman a las orillas del río Alb.
Es una ciudad bonita Ettlingen que transmite tranquilidad, ideal para pasear por su pequeño pero muy bien cuidado centro histórico peatonal.
Son cerca de las tres de la tarde cuando dejamos Ettlingen y nos dirigimos al punto final de nuestro viaje por Alemania y Suiza, la balnearia ciudad de Baden Baden, que se encuentra a una distancia de unos 38 kms.
Baden Baden es una ciudad refinada y elegante que atrajo a la alta burguesía europea en el siglo XIX, con el reclamo de sus balnearios y el Gran Casino. Tanta fama alcanzo que llegó a convertirse en la capital del veraneo en la Europa de la Belle Epoque. Hoy en día sigue atrayendo a un turismo de alto poder adquisitivo, siendo destino muy común de millonarios y personas de la realeza.
Aparcamos el coche junto al Kurhaus, en el parking habilitado. Esto es un elegante complejo de spa, casino y centro de conferencias. Su estructura principal data de 1824, siendo diseñada por Friedrich Weinbrenner que es responsable de las columnas corintias y diseño de la gran entrada y los interiores neoclásicos.
El Casino de Baden Baden empezó a alcanzar fama internacional en 1830, aprovechándose de la prohibición del juego en Francia, en ese año.
En el jardín que hay frente a la Kurhaus, había un auditorio donde ofrecían actuaciones musicales en directo. Asimismo había preparadas mesas y sombrillas para algún glamouroso evento.
Cruzando este jardín llegamos a la Lichtentaller Allee. Es una avenida que atraviesa una bella alameda en paralelo al cauce del rio Oos. Todo el recorrido de unos 3 kms está plagado de elegantes villas del siglo XIX.
Llegamos hasta la plaza frente al Teatro de Baden Baden e íbamos a iniciar el paseo-caminata por esta alameda cuando vimos un trenecito turístico que nos daba una vuelta por los lugares más significativos de la ciudad y como hacía bastante calor no dudamos dos veces en subirnos.
Así fuimos pasando frente a edificios como el Museo de la Ciudad, Staatliche Kunsthalle, un moderno edificio blanco y numerosas villas palaciegas del siglo XIX, rodeadas de extensas zonas verdes. Y es que Baden Baden es un jardín en si misma.
El trenecito permite subirse y bajarse durante el recorrido, así que decidimos bajarnos en la zona de los balnearios, en la calle Sophienstrasse, concretamente en la parada junto el Museo Fabergé, un museo que conserva una de los mejores colecciones de este prestigioso joyero, famoso por sus Huevos de Fabergé, que tanto le gustaban a los zares rusos.
Muy cerca de aquí se encuentran los principales balnearios de la ciudad, este es el barrio de los balnearios o Bäderviertel. En Baden Baden hay hasta 12 fuentes termales y las más importantes son el Friedrichbad y las Termas de Caracalla.
Ya he indicado anteriormente que la gran fama de esta ciudad le viene por los balnearios de aguas termales. Ya durante el imperio romano el emperador romano Caracalla, frecuentaba este lugar para disfrutar de las propiedades curativas de las aguas termales que hay aquí.
Debajo de la Plaza del Mercado y del balneario Friedrichsbad se encuentran las ruinas del balneario romano. Con casi 2000 años, son una de las instalaciones balnearias mejor conservadas del estado de Baden-Wurtemberg.
En este punto, decidimos un nuevo cambio de planes, nos preguntamos: «¿Y si nos vamos a un balneario?». Así que nos acercamos a los balnearios a ver los precios. Nos dirigimos al más antiguo el Friedrichsbad. Pero allí los baños están separados entre hombres y mujeres. Son baños nudistas y solo eran mixtos los miércoles, y hoy era lunes. Como no era plan separar una familia, nos indicaron que en las Termas de Caracalla los baños eran mixtos.
Así que sin más dilación pues eran las 16:30 h. corrimos hasta donde habíamos dejado el coche, unos 500 metros bajando por la Sophienstrasse, para coger las toallas, bañador y chanclas para ir al balneario. Como frente a las Termas de Caracalla había un parking público, regresamos con nuestro coche.
Con una superficie de más de 4.000 m², el spa Caracalla ofrece mucho espacio para relajarse y bañarse en las aguas termales calientes. La zona de baño con sus numerosas piscinas y el complejo de sauna de estilo romano con su área al aire libre en los pintorescos jardines del castillo invitan a relajarse y disfrutar.
El horario de la Termas de Caracalla es hasta las 22:00 h. y una sesión de dos horas con área de spa y saunas cuesta 20 €.
El funcionamiento es el mismo del Badeparadies del lago Titisee, pulsera electrónica, vestuarios, … Y, a ver, son unas instalaciones excelentes, pero después de haber vivido la experiencia del Badeparadies, nos parecen bastante más discretas, bastante más pequeñas y menos espectaculares. Aun así, vale la pena.
Hay una primera zona de baños con piscina interior y exterior. Son aguas termales a 35º en la interior, con diferentes chorros de masaje para amasar el cuerpo de los hombros a los pies. En el exterior hay dos piscinas una de 32º y otra de 35º.
También hay una gruta de agua fría y caliente, para baños de contrastes de temperatura de 18º a 38º y una sala de vapor aromático a 47º.
Después está la zona de saunas. Esta zona es nudista y solo se puede llevar una toalla. La temperatura de las saunas va desde los 47º a los 90º. Hay también un pequeño jardín en el exterior donde encontramos una sauna en cabaña de madera al estilo finlandés. Tiene que ser toda una experiencia disfrutar de este lugar en invierno con todo el entorno nevado y temperaturas bajo cero.
Finalmente está el área de relajación, donde experimentar el silencio absoluto, dentro de un maravilloso mundo de sensaciones. Además hay un bar en el interior, el Sauna Bar. donde tomar todo tipo de refrigerios naturales y pequeños bocados.
Como es lógico, no está permitido tomar fotos dentro del Spa, así que para ilustrar lo que he comentado, he tomado fotos de la web del Spa Caracalla, que es la siguiente:
https://www.carasana.de/en/caracallaspa/
Salimos del Spa alrededor de la nueve de la noche, y ya no podíamos demorarnos más porque la recepción del hotel donde íbamos a dormir esta noche cierra a las 22:00 h. El Hotel está junto al aeropuerto de Baden Baden, a 14 kms de la ciudad.
No teníamos tiempo ni para cenar, así que en la gasolinera que paramos para llenar el depósito del coche para su devolución, buscamos algo para comer. Desgraciadamente solo encontramos unos repugnantes sandwichs con los que nos íbamos a tener que conformar.
Como nuestro avión de regreso sale del Baden Airpark a las 6:35 h., era necesario buscar un hotel lo más cerca posible del aeropuerto. Y encontramos uno a ¡¡20 metros!! de la terminal. El B&B Hotel Baden Airpark está justo frente al pequeño aeropuerto, a un paso de cebra del mismo. El precio de la habitación por una noche es de 70 €.
Al llegar al hotel nos enteramos que tenían pizzas para comer. Así que me ahorré probar el asqueroso sandwich y cené una pizzas que no es que fuera la mejor del mundo, pero se dejaba comer. Antes dejamos el coche alquilado, en el parking habilitado unos metros más adelante en la misma calle y entregamos las llaves.
Y así terminó nuestro maravilloso viaje por Alemania y Suiza. Ya solo quedaba regresar a casa.