RUTA DEL DIA:
Zúrich – Olten: 65,8 kms.
Olten – Basilea: 56,7 kms.
Basilea – Friburgo: 69,9 kms. TOTAL: 192,4 KMS.
Después del desayuno, dejamos el apartamento y como se nos indicó, introducimos las llaves en el buzón habilitado en el vestíbulo del edificio.
Hoy íbamos a pasar nuestro último día en Suiza, para entrar en la última etapa de nuestro viaje, la Selva Negra. Íbamos a visitar dos ciudades Olten y Basilea, antes de llegar a Friburgo de Brisgovia donde permaneceremos tres días, utilizando esta ciudad como punto de partida para explorar la mítica Selva Negra.
Pero vamos por partes. En una hora llegamos a Olten. Esta ciudad tiene un significado familiar importante, pues los padres de mi pareja emigraron hacia aquí en los años sesenta, y ella tenía muchas ganas de conocer el lugar donde sus padres vivieron en esos años.
Olten es una pequeña ciudad de unos 16.000 habitantes, que pertenece al Cantón de Soleura. Es conocida por su estación de trenes que constituye una de las principales vías de conexión del país, pues tanto el tráfico ferroviario que va de norte a sur, como el que va de este a oeste, pasa por aquí.
El río Aar divide la ciudad en dos. Y el principal símbolo de la ciudad es precisamente el puente de madera que cruza este río, el Alte Brücke, con más de 700 años de historia. Esta documentado por primera vez en 1295 aunque tuvo que ser reparado varias veces debido tanto a inundaciones como a guerras.
El núcleo histórico de la ciudad es pequeño aunque está bien conservado, con calles comerciales peatonales muy animadas.
La iglesia más importante en la de San Martín, católica. La iglesia original era del siglo XV, posteriormente se decidió su ampliación, consagrando la nueva iglesia en 1813. Y lo que se hizo es demoler la antigua iglesia y edificar esta nueva en otro lugar.
Otro edificio reseñable es la Torre de la Ciudad, Oltner Stadtturm, también conocida como Ildefonsturm, o Torre de Ildefonso, por la plaza en la que se ubica. Fue construida en 1521 y formaba parta de la antigua iglesia de San Martín. Tiene un altura de 42 metros y después de la demolición de esta iglesia en 1844, quedó como único resto en pie.
El interior de la torre alberga cinco campanas de gran valor. Hoy en día la torre funciona como una torre de ciudad secular. Dimos algunas vueltas más por sus calles y tomamos un aperitivo en un bar del centro comercial, antes de continuar nuestra ruta hacia Basilea.
Basilea es una de las ciudades más bellas de Suiza. Situada a orillas del río Rhin, es el punto de encuentro de la frontera de tres países Suiza, Francia y Alemania. Este privilegiado enclave ha supuesto un gran desarrollo cultural, lo que hace que esta ciudad se un lugar muy bullicioso y transitado. Además alberga la universidad más antigua de Suiza, con lo que también tiene un gran ambiente universitario.
Hay que pasear por su centro histórico, y dentro del mismo destacan la Marktplatz, o Plaza del Mercado con el imponente y muy llamativo edificio rojo del Rathaus o Ayuntamiento. La parte más antigua de este edificio es la central, del siglo XVI. Hay que entrar a visitar el patio interior que está abierto al publico durante el día.
Rathaus siginifica ayuntamiento en alemán, pero a este edificio se le conoce también como Roothus, que significa Casa Roja en el dialecto suizo alemán de esta zona. En la actualidad se celebran en él las reuniones del municipio y también del Cantón de Basilea.
En la pared principal se representan los escudos de los trece miembros de la Confederación Helvética.
El edificio está lleno de ornamentos, esculturas y frescos. Así por ejemplo vemos en el patio interior la escultura de Munatius Plancus, que fue nombrado en el año 42 cónsul de esta región.
Todo ello, da una mezcla fascinante de estilos gótico y renacentista, un lugar especial, atípico en imprescindible que no hay que perderse.
En la misma Marktplatz, frente al Ayuntamiento, había una pequeña feria de las naciones, diferentes puestos de comidas de distintos países ofrecían sus productos. Un lugar perfecto para almorzar. Así que comimos unos riquísimos tacos mexicanos en uno de estos puestos a muy buen precio.
El otro gran edificio de Basilea es, sin duda, su Catedral, Basler Münster. Construida tras el terremoto de Basilea en el siglo XV, en estilo gótico. Se encuentra en la gran plaza Münsterplatz. las dos torres de mas de 60 metros de altura dominan el horizonte de la ciudad, destacando la piedra arenisca roja con la que se construyeron y sus tejas coloreadas. La Torre Norte se llama Georgturm (64,2 m.) y la Torre Sur, pelín más bajita, se llama Martinsturm (62,7 m).
Tras la Reforma protestante de 1529 esta Catedral dejó de ser católica para pasar a ser evangélica.
Si el exterior de la Catedral de Basilea no deja indiferente, tanto por su tamaño como por la cantidad de detalles que ofrece, su interior no desmerece en absoluto.
Así, el coro de la Catedral de Basilea es una obra maestra , donde sus cuatro capiteles nos muestran de nuevo la mezcla de temas germánicos , bíblicos y helénicos. Las vidrieras también son destacables, aunque daten del siglo XIX.
Otro punto a destacar es la cripta, donde reposan los cuerpos de personalidades como el obispo Rodolfo II, defensor de la ciudad durante la invasión de Hungría en el 916, y el humanista, filósofo y teólogo holandés Erasmo de Rotterdam.
Muy destacable es también el Claustro de estilo gótico, pero que conserva algunos restos románicos. Muchos dignatarios que marcaron la historia de Basilea se encuentran enterrados aquí. También podemos ver más de 200 epitafios a la memoria de todos los difuntos.
Junto a este claustro mayor, se encuentra otro más pequeño adosado a la Capilla de San Nicolás, desde cuyos ventanales se puede ver unas preciosas vistas sobre el Rhin.
Salimos de la Catedral y nos detuvimos en admirar los bellos edificios de la Münsterplatz que rodean a la misma.
Eran ya sobre las 16:00 y hacía un calor importante en las calles de Basilea, asi que buscamos una cafetería para tomar algún refrigerio y hacer tiempo a que se acercara el atardecer y a ver si bajaba la temperatura. El problema es que los locales de estas ciudades, por lo general de clima frío no suelen tener refrigeración con lo que no hace mucho menos calor dentro de los mismos. Encontramos uno muy bonito en el camino hacia las orillas del Rhin. Sin aire acondicionado, pero tomamos un Ice Tea y un café con hielo, que al menos sirvieron para hidratarnos. También pudimos descansar un rato.
Después de esta parada técnica, seguimos el paseo en dirección a las orillas del Rhin, encontrando bonitos edificios de traza medieval y un curioso trampantojo. Cruzamos el río por el puente más famoso de los seis que lo cruzan en esta ciudad. Se trata del Mittlere Brücke. Se trata de uno de los puentes más antiguos de Europa, siendo construido en 1232.
En la mitad del puente se encuentra una pequeña capilla, llamada Kappelijoch, en la que durante la Edad Media se firmaban sentencias de muerte.
Estamos ante el río más importante de la Unión Europea, un brazo de agua de 1.230 kms. de los que 833 kms son navegables, precisamente los que van desde Basilea al Mar del Norte. El Rhin nace en los Alpes suizos, en el Cantón de los Grisones y corre hacia el Norte entre Suiza, Liechtenstein y Austria, desemboca en el Lago de Constanza, siguiendo su camino por Basilea, donde sirve de frontera con Francia y Alemania. Posteriormente entra en los Países Bajos y dividido en dos desemboca en el Mar del Norte.
Dada su extensión y navegabilidad, el río tiene un incesante tráfico de buques y barcos. Pero además, y eso nos sorprendió mucho, en estos días de intenso calor sirve de lugar de baño y recreo para los ciudadanos de Basilea. Una playa artificial sirve para que la gente pueda bañarse en sus aguas. Unas boyas azules delimitan la zona de baño y dada la importante corriente que lleva el río, los bañistas llevan una especie de mochilas hinchables, que sirve para guardar la pertenencias y de flotador, y se dejan llevar por la corriente hasta una cadena que hay unos metros río abajo, suben por el embarcadero y vuelven a hacer el paseo.
La verdad es que nos dió un poco de envidia no poder bañarnos, porque el tiempo invitaba a ello, pero no llevábamos bañador. En cualquier caso, la zona estaba muy animada con puesto de helados o refrescos también, para pasar un buen día playero. También hay un kiosko donde alquilar los flotadores-mochilas, y duchas.
Pues bien, después del refrescante paseo por las orillas del Rhin, regresamos a donde teníamos nuestro coche para continuar hasta el destino final del día, Friburgo de Brisgovia.
Esta ciudad alemana, esta a unos 60 kms de Basilea y llegamos allí sobre las 17:30 h. Durante los próximos tres días nos íbamos a alojar en esta ciudad de tan sonoro nombre «Friburgo de Brisgovia» o Freiburg im Breisgau, en alemán. Reservamos una habitación a las afueras de la ciudad, a unos 4 kms en el barrio residencial de Haslach.
El alojamiento se llama P&B Monteur & Ferienzimmer. La dirección: Calle Hurstweg, 16. Y el precio 49 € la noche en habitación doble. Es una casa junto a una nave de no se qué negocio, donde estaba la recepción. La verdad es que es una casa muy acogedora con varias habitaciones a alquilar y baños fuera de la habitación pero privados. Las habitaciones esta bien equipadas con TV, cafetera, hervidor y nevera. Con lo que podíamos prepararnos un correcto desayuno.
Cuando llegamos ya estaba cerrada la recepción, pero ya nos avisaron previamente que debajo de una maceta en la entrada de la casa, estaba un sobre con las llaves e indicaciones para nuestra estancia. Así que ningún problema.
Dejamos nuestro equipaje y nos dirigimos al centro de Friburgo para la primera toma de contacto con esta ciudad. Hay una linea de tranvía que lleva a centro de la ciudad, cerca de nuestro alojamiento, pero nosotros cogimos el coche. Lo aparcamos en un parking que hay en la ronda que circunvala el centro histórico de Friburgo, cerca de la Schwabentor. Desde allí se alcanza fácilmente el centro de la ciudad caminando.
Friburgo de Brisgovia es la cuarta ciudad más grande de la región de Baden-Wurtemberg con unos 200.000 habitantes. Se considera la gran puerta de entrada a la Selva Negra. Ciudad universitaria, la más meridional de Alemania, es también reconocida como capital ecológica del país. Tiene además uno de los climas más benignos del país.
Su fundación data de 1120, por obra del Conde Conrado de Zähringen. La ciudad gozó de grandes privilegios comerciales en la Edad Media, con la exportación de plata, lana y madera.
El centro neurálgico de la vida de esta ciudad lo conforma la Münsterplatz, donde se encuentra su monumento más representativo, la Catedral, o Münster. Su visita la dejamos para el día siguiente.
Otro llamativo edificio, de esta por otra parte, preciosa plaza es uno de intenso color rojo. Se trata del Historisches Kaufhaus, o Almacenes Históricos. Este edificio construido por Lienhart Müller entre 1520 y 1532, destaca por los bellos escudos y esculturas de Hans Sixt von Staufen que ornamentan su fachada principal en honor a la Casa de los Austrias.
El edificio servía como almacén de mercancías y despacho de aduanas de la administración del mercado de la ciudad.
Es muy bonita la plaza porque ademas desde ella se ven unas hermosas vistas de los montes que rodean la ciudad con espesos bosques. También merece atención la fuente junto a la catedral y el ambiente de los restaurantes con sus terrazas y las animaciones callejeras.
Hay otra curiosidad muy destacable en esta ciudad. Se trata del Freiburg Bächle, los canales de Friburgo. Son unos pequeños canalitos por donde pasa el agua, que se pueden ver por toda la ciudad. este agua viene del río Dreissan y forman parte integral del centro histórico de la ciudad. Son canalitos con apenas unos centímetros de profundidad y constante agua corriente.
Ya fueron documentados en el siglo XIII y se cree que eran posiblemente usados para proveer de agua a diferentes lugares de Friburgo y hasta como parte de la red de aguas para desechar. Pero otras fuentes aseguran que estos canales nunca fueron parte del sistema de aguas negras, porque eso está duramente penalizado, incluso en la Edad Media, cuando se dice que fueron construidos.
Durante el siglo XIX quedaron obsoletos e incluso se taparon con placas de acero, para que los viandantes no tropezaran con ellos. Todo esto cambió en los años setenta, cuando se peatonalizó totalmente, el centro de la ciudad, dejándose abiertos.
Durante los meses de verano, esta agua que corre a todas horas brinda una forma natural para refrescar el ambiente, además de ofrecer un sonido que es muy relajante y especial.
Incluso es divertido ver a los bebés en remojo en los canalitos o niños jugando con pequeños barquitos de madera, atados con una cuerda, que flotan en el agua.
Otro sitio de gran interés es la Plaza del Ayuntamiento o Rathausplatz. Aquí en esta bonita plaza se encuentran el Ayuntamiento Viejo y el Nuevo, y la Oficina de Turismo de la ciudad.
El edificio rojo es el Ayuntamiento viejo o Altes Rathaus. Fue construido entre 1557 y 1559, con una disposición asimétrica. El portal principal, a la derecha, es de estilo renacentista. En el portal, dos leones sostienen el escudo de armas de la ciudad y el de Austria. En la parte de arriba hay un reloj y sobre el el águila bicéfala del Sacro Imperio Romano Germánico. Otros escudos en la fachada recuerdan a diferentes monarcas de Friburgo. Este edificio resultó muy dañado en 1944 por la guerra y se perdieron muchos de los frescos que lo adornaban.
Justo al lado del Altes Rathaus, se construyó en el Nuevo Ayuntamiento o Neues Rathaus. Sus origenes se remontan a una casa duplex construidas entre 1539 y 1545. Este edificio fue la sede de la Universidad de Friburgo hasta 1901 en el que la ciudad compró los edificios y lo convirtió en la nueva sede de su Ayuntamiento. En definitiva, el edificio es tan antiguo o más que el del Altes Rathaus. Es el uso lo que cambio; durante 300 años fue Universidad y a partir de 1901 Ayuntamiento.
En la plaza del Ayuntamiento con suelo empedrado hay varios escudos de ciudades que están hermanadas con Friburgo. Entre ellas Granada.
Cenamos en un establecimiento situado en esta plaza, y después de un breve paseo nocturno, regresamos a nuestro alojamiento. Mañana, antes de iniciar nuestra exploración de la Selva Negra, volveremos a Friburgo para visitar su Catedral y callejear un poco más, pues realmente es una ciudad muy bonita.