RUTA DEL DÍA:
Zúrich – Berna: 124 kms.
Berna – Interlaken: 56,3 kms.
Interlaken – Zúrich: 119 kms. TOTAL: 299,30 KMS.
Dispuestos a disfrutar de nuestro segundo día en Suiza, nos ponemos en marcha en dirección a Berna, la capital de este país. Esta ciudad atravesada por el río Aar es relativamente pequeña para ser la capital de Suiza. Tiene unos 140.000 habitantes. Está ubicada en la zona del Mittelland en la meseta suiza. Fue fundada en el siglo XII y desde 1983 esta declarada Patrimonio de la Humanidad. Sin duda uno de los rincones más bonitos de Europa Central.
El coche lo dejamos en las plazas disponibles junto al Museo Histórico de Berna, en la Helvetiaplatz. Desde allí y cruzando el puente Kirchenfeldbrücke, se llega fácilmente caminado hasta la ciudad vieja de Berna.
Berna debe su existencia a la influyente dinastía de los Zähringer que, edificando ciudades y castillos, quería reforzar su posición en el espacio prealpino, de cara a los Hohenstaufen, dinastía de emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, y a las familias nobles locales. Así fue creciendo una población en torno al Castillo de Nydegg, construido por Bertoldo IV Zähringer. Su momento de mayor apogeo es en el siglo XVIII y después de las revoluciones de 1848 se convierte en la capital de Suiza.
El centro histórico se encuentra rodeado por el río Aar y conforma una de edificios, torres, murallas y calles empedradas de todas las épocas uniendo lo antiguo y lo moderno. El casco antiguo se encuentra cerrado al tráfico, pudiendo recorrerse caminando con total tranquilidad.
Sobre todos los edificios sobresale la imponente Catedral de San Vicente, o Berner Münster. Construida en el siglo XV en estilo gótico tardío, siendo la iglesia más grande de la Suiza medieval. El campanario, terminado en el siglo XIX, mide 95 mts, siendo la torre más alta de Suiza.
Del exterior hay que destacar la portada principal en cuyo tímpano se representa el Juicio Final, con más de 200 imágenes policromadas de gran dramatismo, la mayoría originales del siglo XV.
El interior se compone de varias bóvedas y una larga nave con pilares cuadrados. La reforma protestante sustituyó los altares por bancos. También merece la pena destacar sus vidrieras, en especial el llamado «Baile de la Muerte» en la Capilla Matter.
La catedral sobresale, pero el símbolo de Berna es la torre del reloj, Zytgloggeturm. Esta torre del siglo XIII es un vestigio de la primera muralla de la ciudad. La campana del reloj, mecánico y astrolabio, lleva anunciando las horas desde hace 600 años. Se puede subir a la torre, ofreciéndose una excelente vista panorámica sobre los tejados de la ciudad.
La Torre del Reloj, se encuentra entre las calles Marktgasse y Kramgasse que vertebran el centro de la ciudad histórica. En estas calles se pueden ver hastga 11 fuentes ornamentales renacentistas, que representan a distintos personajes históricos de la ciudad y diversos santos.
No tan famosa como la Torre del Reloj, pero igualmente reseñable en le Käfigturm, o Torre de la Prisión. Se construyó durante la segunda expansión de la ciudad de Berna en 1256. La torre fue demolida en 1640 y completamente reconstruida inmediatamente después. Su nombre viene de que durante un tiempo fue una cárcel de mujeres, allá por el siglo XV.
En el número 49 de la Kramgasse, se encuentra la Casa de Einstein, que vivió aquí entre 1903 y 1905. Dentro se muestra el mobiliario de la época y se documenta la vida del físico en Berna. Precisamente el año 1905 fue el de sus mayores creaciones científicas.
Otra característica destacada de las calles del centro histórico de Berna, son los soportales que tienen. Son arcadas medievales, que aquí se conocen como Lauben, conformando con sus 6 kms. las avenidas comerciales cubiertas más largas de Europa.
Esto no sólo tiene sus ventajas cuando llueve o nueva, sino también en pleno verano, cuando todo el mundo quiere sombra. Tiendas de especialidades, boutiques, galerías y comercios de curiosidades invitan a disfrutar de los escaparates.
Partiendo de la Käfigturm y dirigiéndonos hacia el río, llegamos a la Plaza del Parlamento o Bundesplatz Bern. Allí encontramos en edificio del Parlamento de Suiza, Bundeshaus. Este edificio fue inaugurado en 1902. Llama la atención por su fachada y la cúpula verde de cristal con los escudos de los 23 cantones suizos. El diseño decorativo combina diferentes estilos tratando de representar a toda Suiza.
Este edificio es la sede del Gobierno de Suiza y del poder legislativo bicameral que toma las decisiones a nivel federal.
En la Bundesplatz se complementa el marco arquitectónico con una gran fuente que lanza chorros de agua, lo que en esto días de gran calor supone un rincón refrescante para los ciudadanos, sobre todo los niños.
Finalmente, y como ejemplo de la coexistencia entre lo medieval y lo moderno, podemos reseñar los cubierta de cristal y metal de la estación de Berna, Bern Bahnhof, nudo de comunicaciones de transportes de la ciudad, que se encuentra al final de la calle Spitalgasse.
Antes de dejar Berna, no pudimos resistirnos a probar alguno de los impresionantes dulces de chocolate que encontramos en una tienda del centro.
Y con esto acabamos con nuestra visita a esta hermosa e histórica ciudad. Regresamos al coche y ponemos dirección hasta Interlaken. Para ello nos internamos en la región del Oberland bernés. Interlaken, la ciudad entre lagos, se cobija entre los lagos Thun y Brienz y se encuentra rodeada por los imponentes macizos de Eiger, Mönch y Jungfrau. Esta ciudad es un punto de partida para la práctica del esquí y las travesías alpinas. Sus estaciones conectan trenes y cremalleras con las montañas y valles vecinos.
Desde Berna, alcanzamos Interlaken bordeando el Thunersee, o Lago Thun. Atravesamos la localidad de Thun y el Castillo de Oberhofen. Y algo menos de uno hora llegamos a Interlaken. Es un paisaje precioso el que se muestra ante nuestros ojos; lagos, puertos, montañas…
Es una ciudad pequeña, con muchos bulevares, tiendas exclusivas y hoteles centenarios. En verano sus múltiples jardines y los balcones de las casas se muestran rebosantes de flores y color. Uno de los jardines más visitados es el Jardín Japonés frente al Hotel Interlaken.
Es una ciudad pequeña, con muchos bulevares, tiendas exclusivas y hoteles centenarios. En verano sus múltiples jardines y los balcones de las casas se muestran rebosantes de flores y color. Uno de los jardines más visitados es el Jardín Japonés frente al Hotel Interlaken.
Como se desprende de su nombre Interlaken se sitúa en la confluencia de los lagos Thun y Brienz. Y la mejor forma de apreciar sus localización estratégica es ascender a las montañas que la rodean. El más impresionante debe ser la subida al Jungfraujoch, la estación de trenes más alta de Europa a 3.454 mts. de altura, un trayecto de más de dos horas. El problema, para nosotros, a parte del tiempo, es que cuesta 210 CHF (unos 192 euros) el trayecto. Entendimos que demasiado caro, para nuestra economía.
Hay otra opción más asequible, que es la que elegimos: la subida al Harder Kulm, un mirador alpino a 1.322 mts., con vistas de vértigo sobre Interlaken y los lagos y las montañas de alrededor. Se asciende a este mirador a través de un tren cremallera, que parte de la estación Interlaken Ost. Cuesta 27,68 € ida y vuelta. Y tiene una frecuencia de paso de 1/2 hora, desde las 8:10 a las 21:40 h.
Una vez arriba, hay una Ruta circular de unos 2,3 kms. que se inicia en la estación superior del ferrocarril Harder, donde un sendero conduce en pocos minutos al Restaurante de montaña de Harder Kulm.
Desfallecidos como estábamos ya por el hambre, lo primero que hicimos es pedir una cervezas y comer allí, unas enormes salchichas con patatas fritas y ensalada.
Después nos acercamos al mirador donde se ven unas espectaculares vistas de los lagos Thun, a la derecha y Brienz, a la izquierda. Y al frente las montañas Eiger, Mönch y Jungfrau.
Hay una plataforma metálica colgante al estilo de la del Alpspix que visitamos días atrás en Garmisch-Partenkirchen, aunque no tan espectacular. Eso si, las vistas son impresionantes.
Estuvimos un buen rato, admirando tan bello panorama. Hay también la opción de continuar la ruta circular que en su mayor parte discurre por un agradables y sombrío bosque de montaña, que de vez en cuando revela increíbles vistas del valle y las montañas.
Así se nos vino la tarde, y sobre las 19:00 hubo que comenzar el regreso hasta Zúrich. Hay 119 kms hasta Zúrich, un trayecto que se realiza en unas 2 horas. Atravesamos el Cantón de Obwalden, pasando por varios lagos, con el Lungern o el Sarnersee. Atravesamos bellísimos valles verdes y vemos alguna cascada por el camino.
Y tenemos tiempo también, para acercarnos a alguna granja, de las que se usan como alojamiento rural. Una buena opción para un viaje futuro, en búsqueda del relax y la tranquilidad de la alta montaña.
Llegamos ya de noche a Zúrich y volvimos a cenar en nuestro apartamento, que ya abandonaríamos al día siguiente.