Día 5º: 19 Ago: Füssen – Garmisch P. – Innsbruck – Füssen

 

RUTA DEL DIA:

Füssen – Garmisch Partenkirchen: 58,5 kms.

Garmisch P. – Partnachklamm (GP): 8,4 kms.

Garmisch P – Innsbruck: 63,7 kms.

Innsbruck – Füssen: 114 kms.      TOTAL: 244,6 KMS.

Antes de iniciar el ansiado descubrimiento de la Ruta Romántica, en el dia 5º de nuestro viaje decidimos visitar la cercana zona de los Alpes tiroleses, la frontera entre Baviera y Austria.

Para ello, nos levantamos temprano y después de desayunar en el McDonalds del día anterior nos pusimos en camino hacia Garmisch Partenkirchen, localidad alpina mundialmente famosa por la competición de saltos de esquí, que tiene lugar el primer día de cada año, y que alguna vez todos hemos visto por televisión antes del concierto de Año Nuevo de Viena.

Garmisch se encuentra a una hora de viaje de Füssen. Es una colonia antigua en Alemania, a las orillas del río Loisach, que en 1935 después de la unión con la colonia Partenkirchen se convirtió en Garmisch-Partenkirchen, un pueblo que hoy en día es el centro administrativo del distrito homónimo de Baviera. Es un centro de ferias y balneario de esquís. Sin embargo, las dos partes de Garmisch-Partenkirchen están divididas por las vías ferrocarriles, y se unen entre si por túneles (peatonales y automovilísticos). Formalmente, Garmisch-Partenkirchen no tiene estatus de ciudad.

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La ciudad está situada en un valle, rodeado por los Alpes de Baviera. Cerca de la ciudad está situada la montaña Zugspitze, que es el punto más alto de Alemania.

Una vez en Garmisch P. nos dirigimos hacia la Kreuzeckbahnstrasse, donde se encuentra la estación de trenes y el elevador hasta las montañas que rodean la localidad. Nuestra intención es ascender hasta el impresionante mirador y plataforma panorámica AlpspiX. Este nombre se podría traducir como «la equis sobre los Alpes». Y es una plataforma situada en Osterfelderkopf a 2.080 metros sobre el nivel del mar.

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Este mirador lo componen dos plataformas de acero que se cruzan una sobre la otra sobresaliendo 13 metros de la roca, permaneciendo como suspendidas en el aire. No es un sitio recomendable para personas con vértigo, pero las vistas son impresionantes.

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Al final de la rejilla de acero hay una cristalera inclinada que permite a los visitantes contemplar una vista sin obstáculos, a casi 1.000 metros, de todo el valle de Höllental y de todas las montañas circundantes, entre ellas Zugspitze.

Para ascender al AlpspiX es necesario coger el teleférico Alpspitzbahn. La llamada excursión Garmish Classic, que consiste en la subida con el Alpspitzbahn (9 min) luego allí arriba coger el teleférico Hochalmbahn (4 min) y luego el descenso a través del Kreuzeckbahn (7 min), cuesta la nada despreciable cifra de 26,00 € por persona. El horario de los teleféricos es de 8:30 a 17:30, saliendo el último media hora antes del cierre.

 

Ni que decir tiene, que vale la pena hacer el recorrido. Impresiona sobrevolar los altísimos bosques de coníferas mientras cada vez mas lejos y pequeña la localidad de Garmisch P. y el lago cercano.

Una vez arriba, nos encontramos con la doble plataforma de acero del AlpspiX. Al final de la misma hay una cristalera ligeramente inclinada desde donde se pueden admirar las impresionantes vistas del lugar. Está muy bien regocijarse con las vistas mientras comes un típico pretzel (je, je).

Junto al Alpspitz hay un restaurante y también se puede ascender al punto más alto del Osterfelderkopf, donde hay una cruz, que señala el lugar.

También aquí arriba hay una meseta desde donde los más atrevidos pueden lanzarse al descenso en parapente.

Justo debajo de la plataforma del AlpspiX se encuentra el teleférico que nos lleva hasta el monte Hochalm. Nos subimos en él y en 4 minutos llegamos a esta otra montaña.

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La espesa niebla que empezó a cubrir la zona, producto de una caprichosa nube, se fue disipando y quedó un soleado día. Desde el Hochalm hay un sendero que se tarda en recorrer aproximadamente media hora, que nos lleva hasta el Kreuzeckbahn. Es un bonito sendero de alta montaña, fácil de recorrer, donde se pueden admirar y disfrutar de estos increíbles paisajes alpinos.

Finalmente llegamos al teleférico de Kreuzeckbahn, con el que regresamos al punto de partida, tras unos 10 minutos de descenso. Termina así una preciosa excursión por las imponentes montañas que rodean Garmisch-Partenkirchen.

Continuamos la ruta del día dirigiéndonos hacia el Desfiladero de Partnachklamm, que se encuentra a unos 8 kms. de donde nos encontrábamos en este momento.

Cerca del desfiladero se para por el lugar donde es ubica la Plataforma de Saltos de Esquí de Garmisch-Partenkirchen ó Olympiaschanze, famosa por el campeonato de saltos que se celebra todos los días de Año Nuevo, y que siempre dan por televisión. Este estadio se construyó en 1936 para los Juegos Olímpicos que se celebraron en Alemania ese año.

En los aparcamientos de este estadio es donde tenemos que dejar nuestro coche para iniciar la ruta del Desfiladero de Partnachklamm. Este desfiladero se alimenta de las aguas del rio Partnach, que durante miles de años han ido esculpiendo túneles y galerías de una increíble belleza.

Desde el aparcamiento al la entrada del  desfiladero hay un camino señalizado que tarda en recorrerse unos 15 minutos. La entrada cuesta 4 euros. Antes de la entrada hay unos restaurantes donde decidimos comer, para coger fuerzas para el recorrido, antes de entrar. Almorzamos un Schnitzel con patatas fritas. Un plato muy típico de la zona, que no es más que un filete empanado y una chuleta también empanada en este caso con patatas aliñadas, muy rico todo por cierto.

Después del sabroso almuerzo comenzamos la ruta por el Desfiladero de Partnachklamm. Comienza un sendero de 700 metros por un estrecho camino acondicionado por pasarelas, donde el ruido de la caída de agua es ensordecedor.

Las rocas alcanzan los 80 metros de altura con lo que la luz entra con dificultad, dejando una sensación de frescor y humedad. Llama mucho la atención la tonalidad del agua que pasa del azul turquesa al grisáceo. El sendero de 700 metros termina con la llegada al río, desde donde salen otros senderos a seguir. La otra opción es desandar el camino para volver al punto de inicio, que es lo que hicimos nosotros. El recorrido total ida y vuelta puede durar una hora.

La excursión fue preciosa, y en un día caluroso como el que teníamos muy agradable pasear por sitios tan fresquitos.

No nos demoramos mucho en la vuelta, pues queríamos seguir hasta Innsbruck que se encuentra a una hora de allí. Este fue el punto final de la ruta del día. La considerada capital del Tirol austriaco. Esta bellísima ciudad rodeada por imponentes cimas alpinas conserva un impresionante patrimonio fruto de su estrecha vinculación con la dinastía de los Habsburgo, que cuando accedieron al poder en el siglo XIII, eligieron esta ciudad como una de sus favoritas, construyéndose bellos palacios barrocos y grandiosas iglesias.

Una de las más bellas iglesias es la Iglesia de la Corte o Hofkircke. Lamentablemente, cuando llegamos a Innsbruck, acababan de cerrar sus puerta para las visitas, al cerrar a las 17:00 h. Sin embargo, la incluyo aquí como una de mis recomendaciones pues ya tuve oportunidad de visitarla en mi época post-universitaria. Esta iglesia acoge en su interior el cenotafio de Maximiliano, de 1553, que es el monumento fúnebre más importante de Europa. No dejéis pasar la oportunidad de visitarlo.

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Después de que nos cerraran la puerta de la Hofkirche en las narices nos dirigimos hasta el centro histórico de la ciudad. En el camino nos detuvimos en una cafetería a tomar un té con la típica tarta de manzana, Apfelstruddel.

Después del tentempié continuamos hasta la calle Herzog Fiedrich Strasse, donde se encuentra el edificio más famoso y emblemático de Innsbruck. Se trata del Tejadillo de Oro ó Goldenes Dachl. Sin duda el lugar más fotografiado de la ciudad. Se trata de un balcón recubierto con 2657 tejas de cobre dorado. Este balcón fue añadido a un palacete por orden de Maximiliano I en 1493, para contemplar los festejos de su boda con Bianca de Sforza.

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Periódicamente, un cuarteto musical ofrece su música desde ese balcón, y nosotros tuvimos la suerte de ser testigos de ello.

Frente al Tejadillo de Oro, se encuentra la torre del Ayuntamiento Viejo, que se la conoce como Stadtturm, un mirador del siglo XVI y 56 metros de alto. Se puede subir y ver la ciudad desde lo alto.

Finalmente, en una plaza por detrás del Tejadillo de Oro, se encuentra Catedral de St. Jakob. Una auténtica joya barroca en cuyo interior se ubica la tumba del emperador Maximiliano II. Sin embargo, lo que causa más admiración son los frescos de su bóveda, con escenas de la vida de St. Jakob. También es reseñable, el ornamentado púlpito y el cuadro de la Virgen con el Niño, obra de Lucas Cranach «El Viejo».

Ya no nos dio tiempo a ver más de esta bellísima ciudad. También se pueden destacar el palacio imperial o Hofburg, el castillo Schloss Ambras o la posibilidad de tomar los teleféricos que te llevan a las montañas que dominan la ciudad. Pero eso ya quedará para otro viaje.

Antes de abandonar Innsbruck, entramos en un supermercado para comprar viandas para la cena, cuando regresáramos a nuestro apartamento de Füssen.

Lo que si hicimos es acercarnos a la cercana localidad de Wattens, a 19 kms,  a visitar el Museo del Cristal de Swarovski. Esta fabrica la fundó en 1895 el checo Daniel Swarovski. quien inventó una máquina para el corte del vidrio con la que logró darle a los cortes de sus cristales la semejanza del diamante. Puede considerarse el cristal de Swarovski y sus piezas como el auténtico «diamante de los pobres».

El cristal es producido mediante la mezcla de arena de cuarzo, minio, potasio y sodio a altas temperaturas.​ Para crear un cristal que permita que la luz se refracte en el espectro del arcoíris

Junto a la fábrica se encuentra el parque temático de los Mundos de Cristal de Swarovski, con una espectacular entrada que simula una gran cabeza humana bajo la cual se accede al Museo y la tienda.

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La tienda es lo más espectacular, allí podemos ver esculturas, miniaturas de cristal para joyería y alta costura, decoración del hogar, lámparas de araña, candelabros y rhinestones (tipo de piedra parecida al diamante) de todo tipo y precios.

Compramos unos bonitos pendientes, y ya después de ello iniciamos el regreso hasta Füssen, que se encuentra a una hora y media de Wattens, con lo que llegamos al apartamento cuando ya era de noche, después de un precioso y completo día de viaje.

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